
"En los caminos del cielo
también están los senderos
'pa' que vayan al Convento
todos los villaverderos ."
(Sevillana dedicada a la Virgen.)

La Romería se ha conservado prácticamente hasta la actualidad, con todas las variaciones que han ido marcando los tiempos, hasta convertirse en una de las manifestaciones más importantes de la comarca. Prueba de ello es que alrededor de la ermita se montan cada año unas 160 casetas para un acontecimiento que sólo dura un día. La "Misa del Convento" se celebra siempre el cuarto domingo de Mayo, manteniendo la tradición de los antepasados que celebraban esta misa en honor de la Virgen.

Ese día todo es fiesta, bullicio y jarana, aunque se guarda respetuosamente la vigilia hasta que ha concluido la misa, momento en el que todas las casetas se abren. Éstas también tienen unas características muy especiales: no tienen guarda en la puerta ni barra para servir las viandas. Son casetas muy sencillas en las que se dispone una gran mesa en el centro donde se presentan todas las comidas, guardadas mientras tanto en una pequeña despensa. En la Romería del Convento se comparte absolutamente todo y se recibe con hospitalidad a las personas que llegan en un ambiente familiar, ya que son familias las que montan sus reductos para disfrutar de la alegría de ese día.


El día comienza con la salida de la carreta de plata del Simpecado, realizado en 2008 (Hasta ese año lo hacía el Primitivo Simpecado que data de principios del siglo XVIII) y que peregrina hasta la Ermita rodeado de todos los fieles. Una vez que se llega a la Ermita alrededor del mediodía, se celebra la "Misa del Convento" y terminada ésta, comienzan los cantes y bailes y se preparan la comida y la bebida. Así transcurre el día hasta las ocho de la tarde, cuando el Simpecado se coloca de nuevo en la carreta y comienza el camino de vuelta al pueblo, a lo largo del cual se reza el rosario y se canta y baila delante del Simpecado. Antes de llegar al pueblo, la Carreta entra en el barrio del Cerro Molino, engalanado para la ocasión, y al llegar a la Iglesia, antes de entrar, todos los caballistas pasan a saludar a la Virgen.
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